Gennaro compra el Bar Central de Boloña, situado en el corazón del centro de la ciudad, frente a la Sala de la Bolsa, centro de negocios. Los hijos lo transforman en un local elegante para degustar los productos Fabbri. El local permanece abierto las 24 horas, prerrogativa única en esa época, y se convierte así en el lugar de encuentro de hombres de negocios, la juventud ciudadana y la alta burguesía.