Todo comenzó con una unión de vida y de amor entre Gennaro Fabbri y su esposa Rachele Buriani, la mujer que inventó una magia: la primera receta a base de Amarena Fabbri.
A comienzos del siglo pasado, Gennaro Fabbri le regaló a su esposa Rachele un bellísimo frasco, creado especialmente por el ceramista Gatti de Faenza: un pequeño regalo para agradecerle su última creación culinaria.
El fundador de nuestra empresa y su esposa Rachele aún no sabían que habían dado vida a un estilo único, combinación de gusto y dulzura, que luego se transmitió de generación en generación hasta nuestros días.
Rachele tuvo la intuición, Gennaro agregó un ingrediente especial que, como una alquimia, transformó esa idea en un producto ganador. En efecto, la visión empresarial de Gennaro hizo que Amarena Fabbri sea una característica distintiva de creatividad e innovación continua, una fruta con su inconfundible color rojo convertida en embajadora del estilo y el gusto italiano en el mundo.
Así un postre, una fruta y un frasco – con los inconfundible blancos y azules de Faenza – ahora son el símbolo de Fabbri 1905 en Italia y más de 100 países del mundo.